En 1928, HAVAS llevaba cuatro años comercializando con éxito la primera máquina de franquear en Francia y decidió conquistar nuevos territorios. Para simplificar y limitar riesgos y costes, HAVAS eligió tres países francófonos geográficamente próximos: Mónaco, Argelia y Marruecos.
Artículo de Luc Hamelin de la « Académie de Philatélie »
Mónaco
Entre 1928 y 1944, sólo hubo seis máquinas A en servicio en Mónaco y se registraron nueve valores diferentes. Dos empresas, la Société des Bains de Mer y Barclay’s Bank, utilizaron dos máquinas simultáneamente: una con el valor de la carta nacional y otra con el valor de la carta internacional. Estos dos valores cubrían la mayor parte del correo de sus usuarios, y el grabado cambiaba con cada cambio de tarifa (se conocen nueve valores diferentes).
Argelia
En Argelia se utilizaron cuatro máquinas o, para ser más precisos, dos por dos máquinas. De hecho, dos máquinas llevan la leyenda «République française Algérie» y otras dos máquinas «Algérie France», estas últimas puestas en servicio más tarde. Para las cuatro máquinas se conocen doce valores diferentes.
Marruecos
Marruecos destaca por el número de máquinas censadas: doce máquinas con números de serie que van del A 0001 al A 0019 (siete números de serie no se llegaron a observar).
Marruecos destaca por el uso de máquinas A en las oficinas de correos. En el caso de tres máquinas, la utilización por una oficina de correos está demostrada. Para las demás, la utilización por una oficina de correos se basa en el escaso número de impresiones observadas (una empresa utiliza su máquina al máximo para rentabilizarla), y en el hecho de que estas observaciones se refieren a sobres sin membrete de empresa (a veces con la dirección de un particular en el reverso), o incluso a tarjetas postales con correspondencia privada.
Hay, sin embargo, una excepción: las impresiones de la máquina A 0008 que se encuentran en sobres dirigidos a la misma empresa, y en cantidades muy superiores a las demás. Dos cartas enviadas por correo aéreo al extranjero y gravadas por franqueo insuficiente refuerzan la idea de que fueron utilizadas por una empresa: ¿qué cartero de los años treinta se equivocaría en el importe del franqueo? Sobre todo dos veces.
La máquina A inició la revolución del franqueo en el lugar de trabajo. Más de 1.200 máquinas de este tipo se vendieron y registraron en Francia. El intento de penetrar en los mercados extranjeros no fue un gran éxito: seis máquinas en Mónaco, cuatro en Argelia y doce en Marruecos. La distancia, la motivación de los vendedores y quizás también los nuevos modelos de máquina que aparecieron a finales de los años veinte, hacen difícil y por tanto interesante constituir hoy una colección de estas impresiones.