Los hombres podrán decir que ellas no saben conducir, pero las mujeres llevan mucho tiempo al volante. Aunque es habitual hoy en día, en los primeros tiempos del automóvil, los hombres eran mucho más propensos a conducir que las mujeres. Y, sin embargo, ¡algunos de los grandes nombres del automovilismo eran mujeres! ¡Hablemos de esas pioneras!
¿Ya ha oído hablar de Camille du Gast? En 1901, esta intrépida joven ganó la carrera automovilística París-Berlín por delante de muchos hombres. Fue una gran victoria para ella, que también era muy buena manejando una pistola, montando a caballo, esquiando y haciendo montañismo. Una nueva carrera como piloto se abría para ella… ¡Desgraciadamente por poco tiempo!
En 1904, la Comisión del Automóvil Club de Francia envió a las mujeres de vuelta a la cocina. A partir de ese momento, ya no podrán participar como pilotos en las carreras de automóviles.
Tras la Primera Guerra Mundial, el mundo se dio cuenta del poder de las mujeres, que sustituyeron a sus maridos durante la guerra. En esa medida, se abrieron nuevas oportunidades para ellas. Monte-Carlo, por ejemplo, lanzó su primera «Coupe des Dames» en 1927.
Hablemos también de Hellé Nice, que también se convirtió en una leyenda del automovilismo. Esta antigua bailarina del Casino de París se lanzó a los circuitos para intentar batir el récord de velocidad en 10 vueltas en el Autódromo de Montlhéry, a una velocidad media de 200 km/h. No alcanzará esa velocidad, sino 198km/h.
Al citar a estas dos famosas pilotos (¡y hay muchas más!), nos olvidamos de las muchas mujeres anónimas que, desde finales del siglo XIX, han puesto sus manos en el volante. ¿Quién no ha oído hablar de una bisabuela o una tía abuela que conducía en una época en la que era especialmente extravagante que una mujer condujera?
La fotografía les rinde homenaje, ya que muchos han inmortalizado a estas intrépidas pioneras. Este artículo está ilustrado con algunas imágenes, ¡pero hay muchas más que puede descubrir en Delcampe31
